Por desgracia, el ciberacoso, la intimidación, los comentarios desagradables o los «trols» siguen siendo un problema en la vida cotidiana de las personas LGTB y necesitamos seguir trabajando para erradicarlo. Sin embargo, cuando sucede y alguien lo supera, nuestra capacidad de recuperación como comunidad crece.
Aquí hay algunas historias que tuvieron un final positivo, que aumentaron la resistencia de la persona que lo experimentó o que fortalecieron a la comunidad que estaba bajo ataque.
Encuesta
Estas historias provienen de los comentarios de una encuesta sobre experiencias de personas LGTBI en cuanto a delitos de discurso de odio online. Han sido editadas para facilitar su lectura y preservar el anonimato.
“Una vez que le expliqué a Facebook lo que había pasado y cómo me había afectado, se tomaron el incidente extremadamente en serio. Leyeron todo el hilo y tuvieron la visión general. Como resultado, eliminaron una gran cantidad de los comentarios que había reportado y dos de los perpetradores fueron bloqueados durante 7 días, siendo a mi entender el mejor resultado que he visto ante este tipo de denuncias”.
“Recibí muchísimo odio en relación a una foto que publiqué, lo que me molestó mucho y me hizo sentir vergüenza. Sin embargo, también recibí una serie de comentarios positivos de amigos, familiares y otros que me aseguraron que no había nada malo en mi sexualidad”.
Steven es un hombre bisexual de unos 40 años fanático de los deportes de nieve. Hace años, se abrió cuentas en varias webs de citas y recientemente se ha casado con Jane. Antes de hacerlo, desactivó sus cuentas de las webs específicas para personas LGTBI, pero no sus perfiles. Sabía que tenía que hacerlo, pero entre unas cosas y otras y la planificación de su boda, se le olvidó. Él no había hablado nunca con Jane sobre su sexualidad.
Un día cualquiera, Steven empieza a hablar con gente interesada en los mismos deportes de nieve que él en Twitter y le invitan a una web para participar en un videochat grupal.
Resulta que alguna de las personas que también estaban en ese videochat grupal había encontrado el perfil de Steven en alguna de las webs de citas y le empezó a amenazar con revelar su sexualidad a su mujer. Empezaron las presiones pidiéndole que se desnudara, cosa que Steven, preso del pánico, finalmente hizo. Cuando se desnudó, esta persona le hizo fotos y capturas de pantalla con las que le empezó a chantajear. Le exigió a Steven que le enviara más imágenes de carácter sexual o sino, publicaría las que tenía en Facebook y Twitter.
Steven al principio ignoró las amenazas. Después de una semana, esa persona empezó a publicar las capturas de pantalla en otra web con comentarios desagradables y amenazantes. Las quitaba y las volvía a publicar en distintas webs por lo que para Steven era muy complicado saber en cuántas webs estaban las imágenes.
Steven, con la ayuda de sus amigos y familiares, contactó con la policía y con la página web con la que había realizado el videochat grupal. Le ayudaron a averiguar la dirección IP del miembro del grupo de chat que hizo las capturas de pantalla. La dirección IP ayudó a la policía a localizar al autor. Fueron condenados por chantaje y el delito por revelación de imágenes sexuales privadas con la intención de causar ansiedad y sufrimiento. El autor fue condenado a un año de prisión.
La publicación de fotos o videos sexuales online de adultos sin el consentimiento de la persona es un delito.
Si has experimentado este problema, contacta con la Policía y/o con nuestra Línea Arcoíris: 91 360 46 05 / 676 78 58 30 / [email protected]
Dan es un hombre trans de unos 40 años que vive con su compañera Sarah. Él va en silla de ruedas y su piso, está adaptado a sus necesidades.
Dan ya ha denunciado el persistente abuso transfóbico de sus vecinos. Le han pintado graffitis, han cometido abuso verbal contra de él y hasta le han destrozado ventanas. También envenenaron a su gato y por si fuera poco, sufrió un violento robo durante el cual Dan fue brutalmente golpeado.
Los atacantes fueron capturados y condenados a penas de prisión. Dan y Sarah pensaron que este era el final de su calvario pero al día siguiente de terminar el juicio, para su sorpresa, un periódico gratuito aparece con un titular en primera página que decía: ‘Travestido atacado. ¿Sus atacantes sabían que era realmente una mujer?’. Dan y Sarah estaban devastados por este reportaje, que no solo era insultante sino que contenía información incorrecta. Además, ¡se les nombraba directamente a ellos y se hacía pública su dirección!
Esta noticia corrió rápidamente por redes sociales y por si fuera poco, con engaños, consiguieron que un miembro de la familia de Dan revelara su deadname. Éste fue compartido vía Twitter y llegó a oídos de la empresa de Dan, que nada sabían al respecto. Varios jóvenes comenzaron a merodear por su casa y a gritar comentarios tránsfobos y además, la familia de Sarah descubrió que no estaban legalmente casados y que su marido era una persona trans.
Desesperada, Sarah se puso en contacto con una organización local LGBTI, que inmediatamente los puso en contacto con Trans Media Watch, quienes se quejaron al periódico por sus reportajes tránsfobos, consiguiendo una disculpa y la modificación del artículo en la versión web. Además, Sarah y Dan utilizaron el mecanismo de denuncia de Twitter para que los tweets fueran denunciados a la policía. Se presionó al consejo local para que trasladaran a Dan y Sarah a una nueva propiedad.