¿Has sufrido LGTBIfobia en internet? No pienses que es un caso aislado. El 66% de los participantes LGTBI de la encuesta online Safe To Be (2018 – enlace a la encuesta) aseguran haber sufrido al menos un delito de odio o un ataque verbal de odio en los cinco años anteriores
Como cualquier otra persona, tienes derecho a ser quien eres y a vivir tu vida sin miedo a sufrir violencia, abuso o acoso, tanto dentro de internet como fuera de él. Si sufres LGTBIfobia online, recuerda:
Es normal, después un sufrir LGTBIfobia online, que experimentes ira, tristeza, ansiedad, estrés, miedo, y hasta incluso pensamientos depresivos. Además, puede que tengas la sensación de no ser capaz de hacer nada que pueda cambiar la situación puede incluso agravarla más. De ahí que sea importante darte cuenta de que sí hay cosas que puedes hacer al respecto.
Aunque tu primer impulso pueda ser responder sobre la marcha, o por el contrario borrar tu cuenta o tu publicación, es importante que te pares y reflexiones.
Antes de hacer nada, distánciate de lo que ha ocurrido (¡y de tu ordenador!). Piensa qué pasos quieres dar. Si puedes, habla con alguien y sopesa las posibles acciones a seguir. Recuerda que no hacer nada es también una acción posible. No hay soluciones perfectas.
Cualquiera que sea la situación, recuerda que la decisión de responder o no al abuso que has sufrido depende enteramente de ti. Tu bienestar es lo que más importa. Piensa en lo que necesitas. Mira qué grado de resiliencia tienes en este momento, considera los detalles específicos de ese incidente, y cuánta energía quieres gastar en el empeño de solucionarlo.
Si eliges no responder
Algunas personas que han sufrido con regularidad incidentes de odio en internet con el tiempo se sienten ya más que preparadas para afrontarlos*. Construyen resiliencia. Otros eligen no contestar por sistema, o sólo lo hacen en determinados sitios. Si por tu propio bienestar no quieres responder a un abuso online, eso es perfectamente correcto. Tus límites personales son tuyos y pueden variar con el tiempo. No es responsabilidad tuya educar al agresor ni adoptar posturas públicamente sobre ciertos temas.
Incluso puede ser que tengas la resiliencia necesaria para responder, pero que elijas no hacerlo por razones que conciernen al incidente o al abusador en sí. A veces una reacción tuya es justo lo que el agresor está buscando para sentirse empoderado o para atraer la atención del tráfico de internet hacia su comentario o su publicación. Puede que responder sea para ti malgastar tiempo y energías, o puede simplemente que prefieras dejarlo pasar.
Si eliges responder
Algunas personas se niegan a ser silenciadas en Internet, y prefieren dar un paso al frente y responder al abusador, ya sea por ellas mismas, ya sea para acabar con la situación de abuso, ya sea porque se sienten lo suficientemente resilientes como para poner en su sitio al abusador y que no vuelva a hacerlo con nadie más**.
Si eliges responder, asegúrate de que no estás tomando represalias ni vengándote. La situación podría ir a más y causar una dolorosa reacción en cadena. Responde de manera que no te vincules con el abuso y sin implicarte personalmente en la situación.
(añadir cita pág.22 encuesta)
*El 96% de todos los participantes en la encuesta que habían experimentado delitos o ataques verbales de odio en Internet habían pasado por ello más de una vez, y 1 de cada 5 manifestaron haber pasado por más de 100 incidentes en los cinco años anteriores a la encuesta. Esto muestra que el odio anti-LGBTI en Internet es una experiencia corriente para muchas personas LGTBI.
**El 26% de todos los participantes en la encuesta que habían experimentado delitos o ataques verbales de odio en Internet incrementaron su actividad LGTBI online.
*96% of all survey participants who had experienced online hate crimes or speech, had experienced more than one incident, with 1 in 5 experiencing more than 100 incidents over the last 5 years. This shows that online anti-LGBTI hate crime is a common occurrence for many LGBTI individuals.
**26% of all survey participants who had experienced online hate crimes or speech increased their LGBTI activity online.
A diferencia de los delitos de odio que se producen en la vida real, el odio en Internet puede ser registrado, grabado y usado como prueba. Con independencia de que quieras o no acudir en el momento a la policía o a cualquier entidad defensora de tus derechos, conservar una copia de lo que ha ocurrido puede ser muy útil más adelante para tener éxito más adelante en las acciones que quieras emprender al respecto.
Comentarios aparentemente esporádicos o triviales pueden a veces multiplicarse a lo largo del tiempo y acabar siendo un patrón de conducta delictivo, como la persecución o el acoso. En estos casos es realmente útil tener pruebas de todas las veces para que se aprecie el cuadro completo. Cuando se trata de determinar si algo es un delito de odio, es importante incluir cada mensaje o publicación que muestre el prejuicio que motiva el delito (por ejemplo, los insultos dirigidos hacia ti o hacia la comunidad LGTBI).
Lo mejor es ir registrando los incidentes a medida que vayan ocurriendo, dado que ese contenido o ese perfil pueden más tarde desaparecer o ser borrados tanto por el abusador como por el administrador de la página donde se han producido. Si crees que es difícil conservar este tipo de pruebas, pide a alguien de confianza que te ayude. Es recomendable guardar ese contenido en algún sitio donde no tengas que verlo o abrirlo cada día -ponlo en una carpeta separada fácilmente accesible, pero no que salte a la vista cada vez que enciendes el ordenador.
La mayoría de las redes sociales y sitios online cuentan con múltiples opciones que puedes emplear para parar o mitigar el abuso.
Bloquear:
cuando el acoso se produce en una aplicación, en textos, comentarios, o al etiquetar fotos, siempre puedes bloquear al agresor.
Eliminar el comentario, la publicación, la foto, etc. de internet:
esto no siempre será posible. Pero si lo es, callar al agresor borrando su contenido de odio puede considerarse un acto de resistencia activa. Silenciar a un agresor es una poderosa herramienta de castigo. Si puedes -y quieres- quitar el contenido abusivo, antes de borrarlo piensa antes en hacer una captura de pantalla. Podría ser una prueba muy útil si más tarde quieres denunciar el abuso, especialmente si el agresor repite.
Informar a la plataforma:
puedes comunicar el abuso producido al administrador del sitio o de la red social. Las amenazas de daños físicos o de muerte son delito en la mayoría de los países, y por tanto denunciables a la policía.
Cuando la situación se agrava hasta el punto de llegar a la persecución o al acoso continuo, podría ser útil proteger tus cuentas. Si te inquieta quién ve tus perfiles, puede ser aconsejable hacer privadas tus cuentas. No uses la misma contraseña en más de un lugar y nunca compartas tus contraseñas con nadie. Existen páginas que pueden ayudarte a crear contraseñas fuertes y únicas, como Lastpass. Lo mismo se aplica a tu teléfono móvil, puedes protegerlo mediante contraseña y aplicar el encriptado a tus conversaciones.
Otra forma de protección es la Autenticación en Dos Pasos. Se trata de confirmar tu identidad en internet dos veces, usando algo que tú conoces (contraseña) y en un segundo paso haciendo uso de algo que tú tienes. Un ejemplo sería reenviar un código que has recibido vía SMS en tu teléfono móvil; otro, emplear un autentificador en tu móvil, como Google Authenticator, que genera una contraseña de uso único con seis a ocho dígitos que se añade a tus datos de acceso habituales.
La mayoría de las redes sociales, como Facebook, Instagram, Twitter, etc. permiten esta opción en la configuración de tu cuenta.
Para más información sobre defensa propia en Internet, consulta esta página:
https://ssd.eff.org/es/module-categories/gu%C3%ADas-b%C3%A1sicas
For more information on online self-defence, go to this website: https://ssd.eff.org/en/taxonomy/term/362/